Por LUCÍA FUSTER
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Basado en un sueño real |
Estábamos en el instituto y de repente chocó un glaciar contra él y vinieron los guardias de glaciares (GDG). Entonces cada curso fuimos a nuestro departamento correspondiente. Nos firmaron los papeles y ya nos podían salvar.
Me asomé a la ventana y vi un océano y el rarito de la clase de Iván estaba flotando en el agua. Yo dije: ¡toma!. A continuación pensé: ¿dónde estará mi madre? Y de pronto me vi en un coche conduciendo. No había nadie más en el coche, solo mi abuela (en el pensamiento). Llegué a una gasolinera y en la radio dijeron:
¡Compra una revista de los 40 principales y descansa!
Entré en la gasolinera y compré una barra de pan. Entré otra vez en el coche y me dirigí hacia el hospital. Allí, en el final de la carretera había una señora en el parque discutiendo con su hijo de 4 años y le pregunté:
¿Dónde está el hospital de aquí?
Ella dijo:
Está aquí al lado, ¿no lo ves?
Le respondí: gracias
Y me di la vuelta. Llegó mi madre en un todoterreno con papi y los papas de Iván, pero yo no encontraba a Iván, ni a Judith, ni a Yeray…
Y entonces recordé lo que había dicho mi abuela el día anterior:
- El kiwi me apasiona -
Y dije:
- Como el mundo en una burbuja -
...
Este relato es un sueño transcrito, que personalmente considero genial, de mi ahijada Lucía en Abril de 2010 y que incluyo aquí para disfrute de Tod@s.
Yeray, Judyth, Marina, Choni, Luzía y familia, siempre en mi corazón.
Dedicado con todo mi cariño a l@s niñ@s y jóvenes de la Tierra (tengan la edad que tengan), también en Navidad.
¡ Va por ti, LUZIA !