3ª Era



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domingo, 3 de enero de 2010

Amor


















 Sobre el amor se ha dicho mucho y más se habrá sentido,
seguramente.


Vamos a profundizar un poco.


     El diccionario de la RAE define de esta forma al amor:


1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia
insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.


2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando
reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y
da energía para convivir, comunicarnos y crear.


3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.


           4. m. Tendencia a la unión sexual.


Bien.


     Para los griegos, el amor tenía cuatro significados:


1.    El amor madre-hija, padre-hijo.
2.   El amor filial, entre hermanos.
3.   El eros o amor sexual.
4.   El ágape o amor universal.


     Vemos que ambas definiciones solo comparten el amor sexual.
El diccionario no habla de madres, hijos o hermanos. Habla, en su primera acepción “partiendo de su propia insuficiencia” y en su segunda “procurando reciprocidad en el deseo de unión”. En todas, la definición se inicia con la palabra “sentimiento”, excepto en el amor sexual, el cual se abre con “tendencia”.


     Hay más acepciones, estas son las primeras cuatro, pero en ninguna se habla del “ágape”, del amor total, universal o absoluto. Solo la tercera deja la puerta abierta al ágape griego: “Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo”. Pero ese alguien o algo no es todo, por lo tanto no es ágape.


     En otras tradiciones se habla también del amor incondicional, el que no pone condiciones y es aceptación: “te amo aunque no me ames”. “te amo aunque no me aceptes”, “te amo como te muestras”, “te amo aunque cambies”.


     “Amaros los unos a los otros como yo os he amado”, dijo alguien… si me lo encontrase un día, le diría que nos amase un poco para ver como ama él y así entender lo que quiso decir.


     Cuando queremos expresar a alguien, en palabras, que le amamos, le decimos: “te quiero”. “Para que”, se podría contestar. Te quiero indica, de forma soterrada, deseo de posesión. Hay un “para mi” que no se dice, pero cuando se dice a alguien con el que se mantienen relaciones físicas intimas –sexuales- ,  “te quiero” puede ser en buena medida, “te excluyo”. O sea, “te quiero solo para mi”.


     Cuando le decimos “te amo”, pueden darse otras interpretaciones. Como “me considero insuficiente y necesito reciprocidad en el deseo”. De ahí el concepto de media naranja, o de pareja entre dos, o de matrimonio. Una suerte de dependencia emocional y exclusión personal, las más de las veces. 


     Otra cosa sería decir: “te amo” con la premisa del amor incondicional y el ágape.


Otra, sencillamente decir: “te siento”.


     Por último, hablemos del origen de la palabra amor. Esta procede del latín, que deriva del hebreo “oris”.


Oris significa árbol.


     En un bosque no modificado por el hombre, hay de todo, entre ello árboles. Los árboles nacen con un tronco individual, pero se mantienen en contacto íntimo de por vida gracias a sus raíces y a sus copas. Comparten todo y dan cobijo a todas las demás criaturas.


     Entonces, quizá la clave para encontrar el amor, sea plantarse y vivir en el bosque…



5 comentarios:

  1. ...has visto la película avatar? ... otra buena podría ser decir:
    te veo

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  2. Gracias Marta. No la vi, pero -te veo- a ti (je je). Otra cosa es el te beo, que es pa leer. No solo se admiten sugerencias siempre, si no que es el propósito de compartir este espacio ya que entre todos sabemos todo, y si no lo sabemos por lo menos lo saboreamos, así que haré por verla...

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  3. "...Si no existe igualdad en el amor, deja que sea yo el que ame más..."
    Joseph Brodsky

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  4. ¿Así que era eso? bueno, al final no era tan complicao. Ahora sólo tengo que comprar una pala y escoger un bosque... lo cual aquí va a ser difícil ¡hay tantos y tan guapos! mierda, ya estoy otra vez como al principio...

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  5. El principio, ye saber que tipo de arbol ye cada un e identificasé, nun vaya a ser eucalito.

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