La Mujer de los Tiempos

     La Mujer de los Tiempos quiso nacer en estos tiempos. Pasa su vida elaborando melodías. Sus pensamientos musicales responden a impulsos que capta por todo su cuerpo, generando danzas acústicas con las ondas en las que juega.

     Su larga cabellera recoge información de la belleza de todos los confines del Unidiverso, que son introducidos en su vocabulario sonoro, siendo reverberados en cada rincón de su cuerpo. Cada onda circula por su interior, haciendo vibrar cada órgano, cada hueso, cada fibra.

     Tiene una cualidad muy poderosa: transpira sonido primigenio.

     De su cuerpo emanan melodías adictivas para quienes la rodean. Es muy apreciada, aunque a algunos les resulte complejo entender, quizá porque no necesiten entender, que una per-sona albergue tanta Música dentro, que nunca repita exactamente lo mismo y que suene tan rico, variado y verdadero.

     La Mujer de los Tiempos puede hacerlo gracias a que no es una persona, sino una per-sonaja. Una receptáculo radiante que emite sonidos en todas direcciones que recibe de todas direcciones cual instrumento orquesta autocontenida.

      La Mujer de los Tiempos es instintiva y salvaje... auténtica en su expresión. “Afortunadamente intensa y pasional para un mundo tan frío”, declaraba alguna crónica de sus primeras sonanzas

Ó

     “Lujuria sónica al servicio del ser” como reseñó el célebre escritor Basilio Martín, presente en una apoteosis espontánea de su creación sencilla, en un recoleto café de La Habana.

     Algún osado le preguntó una vez: -¿Tu boca… la fabrican a parte?

     Otro –laico- dijo al verla, escucharla y olerla: -Ante una mujer así, ¿quien necesita a Dios?

     La Mujer de los Tiempos dedica su aliento al escenario de la Vida, dando luces a las sombras, vertiendo aromas de color al aire; transpirando Música.